No se puede ser más perdedor que el agente Manrique: malvive con su raquítico sueldo en una triste pensión, lisiado en acto de servicio, denostado por las fuerzas vivas de Buga, con un único amigo, el locutor Soto -su Dr. Watson perticular-, otro glotón casi tan paria como él, que sigue confiando en que la extravagante lógica del policía le consiga el scoop de su vida. Acosado por su...